lunes, 6 de febrero de 2012

Iván Thays vs. Gastón Acurio

Discutir con un cocinero es arriesgarse al filo de sus cuchillos, por suerte Gastón Acurio mantiene aún latente su vena como Embajador de la Gastronomía Peruana (lo que le permite ser mesurado en sus comentarios con relación a las declaraciones del escritor Iván Thays); su compromiso con el Perú no lo obnubila, muy por el contrario, desarrolla con ahínco programas de desarrollo social como la escuela de cocina en Pachacútec (zona urbano marginal de la capital peruana). Sin embargo valgan verdades:
¿Quién elevó a nivel de culto la cocina peruana?
Nosotros mismos, los peruanos que somos por antonomasia triunfalistas y excelsos de humildad. Nos adornamos con sombrero ajeno, cuando se trata de emular éxitos de otras épocas u otras latitudes. La cocina francesa no va mas allá de sus salsas, sin embargo tenemos la mejor salsa del mundo, la huancaína; la cocina italiana no va mas allá de sus pastas, sin embargo tenemos el mejor tallarín saltado; la cocina japonesa no va mas allá de sus sushis, sin embargo tenemos el mejor ceviche y la lista podría ser mas larga; la cocina es integración, cocinar es un gran acto de amor, solo alimentamos a quienes de verdad queremos, a quienes de verdad amamos… nuestras madres son el perfecto ejemplo en los primeros meses de vida, la posta es tomada por el cabeza de familia que se relega de las labores en el fogón para proveer el sustento diario.
Soñar con un mundo mejor, bien condimentado, donde el hambre no existe parece que ciega a algunos, sin embargo:
¿Dónde queda la tolerancia?
Decir que nuestra comida es muy condimentada, decir que causa indigestión, no hace más sino que, alertarnos sobre lo que nos negamos a ver, no pretendamos ocultar el sol con un dedo: Una buena salsa huancaína, no lo sería, si descuidáramos la salubridad y la línea de frío en la refrigeración del queso. Se dice que nuestro tallarín saltado no tiene parangón, sin embargo la calidad de la harina con la que se prepara deja mucho que desear a comparación de su par italiano. Se dice que un ceviche no es ceviche si no pica o tiene poco ají, los miles de turistas que lo prueban, lo prefieren ligeramente perfumado; tenemos un amplio crisol culinario, producto de la integración, del mestizaje, del aporte de las distintas culturas. Hace muchos años salvamos al mundo de la hambruna con nuestra papa, hace muchos años en Lima, se comía a la usanza de Francia, los tiempos cambian, las personas cambian, la gastronomía cambia.
Quizá no sea un “Don Nadie” como el escritor Iván Thays, quizá simplemente sea un nadie, pues el Don está destinado para aquellos señores de alcurnia que requieren ese adjetivo para infundir respeto, considero que mi opinión tiene tanto valor como la de cualquier comensal que, expedito a deleitarse con nuevos sabores busca y a veces encuentra.
Ningunear, no es la forma mas apropiada o correcta de responder a una crítica o un comentario; sino, quienes somos los electores que nos equivocamos al elegir por consenso a nuestras autoridades, la educación es la base de toda sociedad, sin ello no tendremos la capacidad para escuchar las ideas contrarias a nuestros principios.
Ningunear, no es la forma mas apropiada o correcta para calificar a una persona; sino, quienes somos los comensales para elegir tal o cual restaurante, en el momento de acudir para una celebración o simplemente compartir en familia la propuesta gastronómica de determinado restaurante.
Los invito a probar un buen plato de Chanfainita, la cual tiene sus orígenes en la alimentación de esclavos afro descendientes, que preparaban con el bofe sobrante de las reses que sus patrones consumían en un ritual pantagruélico. No solo de papa vive el hombre, por eso que se fusiona, se re-inventa, se hace magia: unas veces para mitigar el hambre y otras veces para alimentarse. ¿La cocina peruana esta en camino a convertirse en una suerte de “Solo Para Sibaritas”, donde el más humilde solo sabe de entrañas y vísceras…?
¿Qué es entonces el Rachi, el Choncholí o el Anticucho?
¿Acaso son menudillos elevados al nivel de manjares?
No hay por que rasgarse las vestiduras, hay que ser condescendientes, saber oír no es lo mismo que saber escuchar… escuchar es poner atención, analizar, reflexionar; lo otro no merece mayor comentario. Iván Thays puso sobre el tapete algo que a pesar de ser molesto, no esta falto de verdad; nos da un motivo para la reflexión:
¿Es la comida peruana, la mejor del mundo?
¿Es la comida peruana un elemento integrador?
Queda como tarea la respuesta…
Cristóbal Rodríguez

8 comentarios:

  1. Mi profesor de filosofía solía decirnos “empecemos por el principio.” Entiéndase que “principio” es sinónimo de inicio así como también de reglas, ética y/o valores.
    ¿Cuál es la función del comunicador social? Básicamente la de informar previa investigación. Existen formas de hacerlo. Uno puede tener un punto de vista sobre ciertos temas; Algunos se basan en la experiencia propia para formar opiniones y formular comentarios. La generalización nunca es buena. Somos un país con más de 28 millones de habitantes acostumbrados a hacer uso de nuestros recursos ya sean naturales o no naturales, con múltiples costumbres y tradiciones, con diferentes ambiciones y sueños, con diferente entendimiento y comprensión de lo que es la vida, con diferentes niveles de tolerancia, con miles de defectos y virtudes, … me faltaría papel para seguir mencionando ideas que en el fondo nos indican cuan heterogéneos somos. Entonces aquí voy, los derechos de uno acaban donde empiezan los del prójimo. Uno no puede, o mejor dicho, no debe despotricar las preferencias de otros por el simple hecho de no compartirlas; eso no es exactamente lo que se entiende por tolerancia, cosa que los quijotes del señor Thays piden. Hay formas y maneras de verter una opinión basada en predilecciones personales, más no en hechos factibles. Pues, si así fuese, tendríamos un país lleno de enfermos a causa de los malestares producidos por la comida indigesta que según el susodicho abunda en nuestra variada cocina y paladar. Además, ¿Qué hay de malo en sentirnos orgullosos de algo nuestro que es valorado por muchos foráneos? ¿Acaso es malo también sentirmos orgullosos de los logros de otros peruanos como Vargas Llosa, Juan Diego Florez, Gastón Acurio entre muchos? ¿O también va a refregarnos en la cara que esos logros no son nuestros? ¿Por qué quitarle esa emoción, ese sentir a alguien que como dice el señor Thays es necesitado de triunfos? ¿Y qué, si nuestra comida no es la mejor del mundo? ¿Alguien me va a decir que no lo crea? ¿Dónde está la libertad de pensamiento y expresión que tanto se pide? Nadie es dueño de la verdad. Sin embargo, las críticas son necesarias y nos ayudan a mejorar, si es que queremos ser mejores. Las críticas mal intencionadas son lamentablemente las que más polvareda causan. ¿Cuál es el fin de crear contubernio en contra de algo que está resultando positivo para nuestro país en cuestiones económicas, sociales, culturales, y sobre todo de identidad? ¿Acaso alguien puede negar que gracias al ‘boom’ gastronómico nos sentimos más peruanos que nunca? Esto me hace recordar a aquel que siempre dice en el argot futbolero “nunca hemos ganado nada.” ¿Acaso es malo soñar en que quizá algún día lo lograremos? El que si nuestra comida es la mejor del mundo o no, no interesa. Lo que cuenta es que se está intentando y trabajando para mejorarla.
    Carlos V.

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    1. La filosofía es el amor a la sabiduría, y el conocimiento de las primeras causas; con ello reflexionamos sobre el origen de la vida y del ser. Filosofar sobre gastronomía implicaría tener raciocinio, propósito, disciplina, orden, capacidad de abstracción, conocimiento, inteligencia, paciencia y autoridad. El principio de la gastronomía se da por una necesidad del hombre por alimentarse y procurarse el sustento para soportar las grandes faenas de caza, pesca y su cotidiano vivir; era una época donde no existían sistemas articulados de principios éticos, sin embargo, estos se guiaban por el sentido común y sus instintos, los cuales estaban inscritos en su conciencia. De ello, somos herederos, quedando más marcado en unos que en otros, el hecho de dejarnos llevar por nuestras apetencias o conflictos a la hora de criticar o dar una opinión.
      La labor de los comunicadores es esencialmente informar, no cabe duda de ello, sin embargo, nuestros genes están plagados –entre otros– de rasgos adquiridos a través de nuestro paso por la vida; uno de ellos es la intolerancia, otro de ellos es el ego desmedido, la suma de ambos parece que irrita al común de los peruanos. La experiencia propia es un buen aliado para formar opiniones y formular comentarios, sin embargo no es el único camino, también podemos basarnos en experiencias y conocimientos ajenos, para exponer un punto de vista ajeno y hacerlo propio. La comida peruana es indigesta para los pocos extranjeros que tuvieron la oportunidad de probarla. La comida peruana es acompañada en su mayoría con cantidades ingentes de carbohidratos, se abusa en muchos casos de los condimentos y sus porciones no son moderadas; pero esa es la esencia de nuestra gastronomía, la voluptuosidad de nuestros platos radica en su monumentalidad, sería inentendible una carapulcra con sopa seca, servida en porciones pequeñas o un siete colores en plato de postre. Los peruanos solemos comer desmedidamente –somos tragones– anteponemos la exuberancia ante la frugalidad, ello conlleva a un empacho o un hartazgo que finalmente produce indigestión.
      A veces se hace necesario, desmenuzar los comentarios vertidos en dos líneas, para entender la verdadera intención del crítico o autor de la nota, en este caso del señor Iván Thays. No todos tenemos la misma capacidad para entender el verdadero fin del comentario vertido, esa es la esencia de la nación peruana, pluri-cultural e inculta, donde los prejuicios y escalas sociales, tutelan el conocimiento y la verdad.
      La libertad implica tolerancia, tanto de un lado como del otro. Los derechos si bien es cierto no deben ser invasivos, implican un respeto mutuo. Al hacer uso de la libertad de expresión, solo damos a conocer nuestro punto de vista, pues con ello no se obliga a un cambio de parecer, apetencias o ideas.
      No es malo soñar, pero es mejor soñar con los ojos abiertos; la comida peruana no es la mejor del mundo, está en camino… sin embargo hay que tomar en cuenta algunos factores primordiales –como en su momento lo hicieron, por citar un ejemplo: los japoneses– la internacionalización de la gastronomía peruana debiera partir por desprenderse de su tradición familiar, rica en sabores y porciones, debe incorporar técnicas modernas de preparación y presentación de platos –buscando el refinamiento, la ligereza y la vistosidad– hay que buscar el punto medio, hay que buscar el equilibrio.
      La gastronomía peruana, forma parte de nuestra marca país, los peruanos adoramos nuestra cocina, sin embargo el éxito internacional aún está en camino. El reto es convertir la cocina de nuestros ancestros en alta cocina, la cual se caracteriza por el empleo de productos de la más alta calidad, por la presentación prolija y artística de los platos y por la complejidad y refinamiento de sus preparaciones. Cuando sea una práctica generalizada, preparar la comida tomando en cuenta estos preceptos, podremos decir que estamos un paso adelante del común de las cocinas, no seremos indigestos… ni en nuestros platos, ni en nuestros comentarios.
      CRISTÓBAL RODRÍGUEZ

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  2. Acabo de terminar de leer tu comentario y he quedado perplejo por algunas aseveraciones que son inexactas, ligeras y hasta falaces.
    En primer lugar, no suelo dar opiniones hepáticas ni mucho menos malintencionadas; no es mi costumbre ya que mi profesión me ha formado de tal manera que la razón prima ante la emoción.
    Ahora quisiera saber de dónde salió eso de que “La comida peruana es indigesta para los pocos extranjeros que tuvieron la oportunidad de probarla.” Dime, por favor, la fuente de información y datos estadísticos para corroborar lo que has afirmado. Supongo que esa sentencia es basada en hechos verificables. Por mi parte, tengo conocimiento que un promedio de 2 a 3 mil turistas visitan solo Machu Picchu; eso es bastante si lo multiplicamos por la cantidad de días que tiene el año, y más aún si se habla sólo de un destino turístico (fuente PromPerú) Esto nos indica que no son pocos los turistas que llegan a nuestro país, y por ende no son pocos los que prueban nuestra comida. Asimismo, ¿Cómo se puede afirmar que nuestra comida produce empacho e indigestión pues estamos acostumbrados a comer en grandes cantidades? ¿Acaso no todo lo que se hace o come en exceso es nocivo? ¿O sólo lo es nuestra comida? Lo que es criticable son los hábitos alimenticios, más no la comida ya que cada quien tiene sus gustos ya sea en la selección y empleo de ingredientes e insumos como en la forma de prepararlos, degustarlos e ingerirlos.
    Por otro lado, no todos nosotros, en gran mayoría, somos tan cultos y preparados, como el Sr. Thays, para poder entender mensajes subliminales, pero no por eso puedes catalogarnos como un país inculto. Una vez más un error de generalización que me hace recordar la opinión prejuiciosa de algunos que afirman que “los peruanos en España son ociosos y ladrones.”
    Respecto de tu comentario sobre la internacionalización de nuestra comida, es inconcebible pensar en que tenemos que desligarla de nuestras costumbres y tradiciones familiares. ¿Qué técnica moderna o presentación ostentosa emplearías para preparar y servir una “pachamanca”? No se pueden desasir las comidas de las tradiciones ya que ambas son parte de nuestra cultura milenaria. El ceviche dejará de ser ceviche si le agregas curry asiático; la mazamorra morada dejará de ser nuestra mazamorra morada si utilizas dátiles egipcios en vez de nuestros guindones o huesillos; el cabrito a la norteña dejará de serlo cuando en vez de usar la chicha de jora utilices el champán francés. No puedo imaginar nada de esto. Lo que sí es posible es la fusión que se basa en la experimentación de mezclas de recursos, productos y técnicas, pero ojo que no es aplicable en todos los casos.
    Algo que si comparto contigo es que se puede modificar la presentación de los platos si la idea es de complacer a la elegancia. Dicen que la comida entra primero por la vista. Yo pienso que cada quien viste a su santo como quiere o como puede. Algo que es innegable es la creatividad que nuestra gente tiene y eso es un puntal importante en el desarrollo de nuestra cultura culinaria.
    Debemos parar de decir que nuestra comida es indigesta. Quizá la forma en la que la preparamos lo sea; quizá debamos cambiar la manera en que la ingerimos; quizá no debamos abusar de algunas cosas; quizá debamos aprender a reflexionar en lo que verdaderamente es importante en nuestra alimentación y por qué no, en nuestras vidas. Alguna vez escuche a alguien decir “dime que comes y te diré que eres.”
    Carlos V.

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  3. Parte I:
    Parece que es un deporte nacional confundir papas con camotes. A diferencia de otros países del orbe que tienen un nivel de turismo importante, el Perú está aún muy por debajo de los indicativos promedios, por citar un ejemplo, la torre Eiffel recibe aproximadamente 7´000,000 de visitas al año, lo que la convierte en el monumento mas visitado en el mundo, a diferencia de Machu Picchu que entre nacionales y extranjeros recibió hasta el años pasado un máximo de 800,000 turistas, de los cuales aproximadamente el 30% fueron naturales.
    El Perú en su totalidad, recibió –según datos de Promperú– algo más de 2’000,000 de turistas hasta el año 2009. Somos algo más de 28’000,000 los que vivimos en nuestra patria. Sacando cuentas, los extranjeros que nos visitan representando algo así como el 3%.
    ¿Que comen los extranjeros, que nos vistan?
    ¿Acaso un plato de Chanfainita?
    ¿Quizá una suculenta Pachamanca?
    Muy por el contrario, su ingesta de alimentos, se basa en platos ligeros, que no afecten su organismo y les permita recorrer sin contratiempos los lugares turísticos; Causas en sus distintas presentaciones y tomando en cuenta el tamaño de las porciones; Ceviches con pescado de carne blanca o mariscos, ambos muy frescos, los cuales deben de tener escaso picor, entre otros.
    Son pocos los que se aventuran a probar platos tradicionales, de condimentación exacerbada como la Carapulcra con Sopa Seca de “Mamainé” o el Sancochado Limeño de “El Palacio del Sancochado”, es impensable que disfruten un desayuno Surcano: Tamales de “Doña Yolita y Chicharrón de “El Chaparral” –todo esto con su respectiva sarza criolla y camote frito–, café pasado con su respectivo pan de piso, de la panadería “Municipal” y como bajativo su copa de Vino Surcano.
    Cuando digo son pocos, es que en realidad, son pocos los extranjeros que nos visitan y son muchos menos, los que se atreven a probar de nuestra extensa gastronomía, plagada de matices y herencias culinarias de los migrantes que fusionaron nuestra gastronomía. Somos triunfalistas y eso es lo malo, hacemos de un comentario, una cuestión de estado. Estamos catalogados como el país con menos capacidad de comprensión de lectura en el mundo, eso nos convierte en un país de incultos e incapaces, donde se prefiere una oferta de cerveza –entiéndase 3 botellas por 12 soles– en vez de leer un libro o ver alguna película. Sin ir muy lejos, la mencionada oferta prima ante una botella de buen pisco para brindar con un Chilcano o Pisco Sour, no hago mención del amigo en común que tenemos –para no hacerlo famoso– sin embargo valgan verdades: los peruanos prefieren reunirse y tomar una caja de cerveza a beber unos cocteles con nuestro emblemático licor de bandera.

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  4. Parte II
    La internacionalización de nuestra gastronomía, se dará cuando sigamos el ejemplo del Rocoto Relleno, cuyo sabor punzante, es mitigado, para poder ser apreciado por aquellos foráneos que no soportan la fuerza de su picante. La internacionalización, no supone la perdida de nuestra esencia, muy por el contrario, las técnicas de alta cocina suponen un respeto por los ingredientes de la más alta calidad, pero apuestan por un uso mesurado de los mismos, las presentaciones de los platos son un tanto artísticas y la preparación supone el empleo óptimo y adecuado de los tiempos de cocción o procesos de los mismos; en otras palabras, un Ají de Gallina que generalmente lo servimos en nuestras casas con papas y arroz –toda una plétora de carbohidratos– será un plato a modo de entrada, donde prime el uso de las Papas Nativas cocinadas al vapor para preservar su exquisito sabor natural, la Gallina –negra y robada– deberá ser cocinada en alta presión para conservar sus jugos y convertirla en una carne suave y apetecible, los otros ingredientes como la leche evaporada, el pan de molde, los ajíes, las pecanas, el queso serrano pasteurizado, los huevos de gallina de corral, las aceitunas de botija y el queso parmesano entre otros, deben de ser de la mas alta calidad y de la mejor procedencia.
    La nueva cocina no supone un cambio drástico de los ingredientes en un plato, eso es prerrogativa de los cocineros que apuestan por la cocina de autor, la cual es una cocina libre, que te permite experimentar más allá de nuestras costumbres y tradiciones.
    El ceviche de los años 80 difiere del actual, este regreso a sus raíces, en un principio era comida de pescadores que en la bravura del mar y en medio de su faena, preparaban un casi crudo pescado con limón y algo de ají para mitigar la faena. Recuerdo en los 80, los famosos puestos ambulantes, que a modo de pulpo servían un re cocinado y casi efervescente ceviche, hoy sería una herejía macerar por mucho tiempo este fresco potaje. Ceviches hay para todos los gustos, Rafael Osterling tiene uno al que denomina “Ceviche Galáctico de Lenguado” y cuya particularidad radica en la “Crema de Erizo” que lleva de fondo, Humberto Sato por su parte, marca la diferencia con un Ceviche de Bonito con Ají Amarillo, lo peculiar está en que la molienda del Ají lo hace en una especie de mortero de origen japonés conocido como “Suribachi”, dándole un sabor diferente con esta técnica de distinto de tratamiento a uno de los principales ingredientes: “el Ají”, la mítica Teresa Ocampo tiene entres sus actuales recetas un Ceviche de Callos de Ostión que baña con naranjas agrias, quien lo diría, aquella pionera que en los años 60 ya tenía embelesados a propios y extraños con su programa de cocina y platos tradicionales y caseros, hoy apuesta por la innovación sin dejar su esencia natural de ama de casa y mujer de fogones.
    Hoy en día existe la carrera de Estilismo Gastronómico, dado que el hábito si hace al monje y que primero alimentamos los ojos
    “Si no lo decimos, no lo aceptamos”, hay que ser tolerantes y consientes con la realidad, al peruano le gusta comer hasta el hartazgo, siempre quiere “taipá”, no en vano inventamos la palabra “repeticua” y cuando algo nos gusta, comemos hasta caer en el empacho, exageramos en el uso del ají y otros condimentos, no paramos hasta usar digestivos como el Alka Seltzer y la Sal de Andrews y queremos asegurarnos de recibir un opíparo y profuso plato por nuestro dinero. Quizá, quizá, quizá… quizá no debamos abusar de las comidas y sus condimentos, quizá debamos reflexionar en la diferencia entre comer y alimentarse, con tu quizá dejas un halo de duda y confirmas la tesis de que la comida peruana es indigesta.
    Cuando aceptemos que nuestra comida está atiborrada de ingredientes y condimentos, será menos indigesta, pues apostaremos por una comida más frugal y apta para los paladares mas refinados y cosmopolitas, con ello lograremos la internacionalización de nuestra gastronomía.
    CRISTOBAL RODRIGUEZ

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  5. Bueno, señores que merecen tanto o mas respeto en cuanto a sus opiniones, (al menos un poquito más que el Don Nadie que no conoce un huarique o que el nadie según su propia y legítima descripción) , como el Sr. Anthony Bourdain, sabe apreciar, tal y como es, la calidad de la gastronomía peruana y considera que es junto a la mexicana una de las más infravaloradas del mundo, que muchos no reconocen la calidad de la misma en su real magnitud y dentro de estos evidentemente algunos peruanos.

    Si al peruano (o de cualquier otra nacionalidad como el americano u otro) tiene el hábito de comer más o menos, es una cuestión individual, que depende unicamente de cada persona, ese hábito ni aumenta en méritos ni menoscaba la calidad de la comida y lo cuan atiborrada de ingredientes o condimentos va a ser determinado por el resultado final que es precisamente lo que le interesa al paladar exigente y refinado, el sabor, indistintamente de si es una comida de preparación sencilla o compleja.

    Si entramos a la reflexión de si tenemos que aprender la diferencia entre comer y alimentarnos, es una cuestión netamente individual, si la hacemos por obligación colectiva, acaso solo la comida peruana quedaría como la unica con sobrecarga de carbohidratos o condimentos???? dejaríamos de lado la tan internacional comida italiana reconocida por sus pastas de gran sobrecarga de carbohidratos, la exquistes de diversos y variados platos hindúes por estar atiborrados de condimentos, o la riquísima comida china, dejaríamos de probar un tan exquisito plato delicatessen francés como los son las médulas de fémur de res en su hueso al horno por tener demasiada carga de grasas y calorías que consumidos como entrada asi sea en una mínima cantidad estimularían no solo el sobrepeso sino aumentarían automaticamente el nivel de colesterol, entre otros variados platos tan ricos dentro de la culinaria internacional; entonces por que tanto escándalo tratando de buscar defectos en nuestra comida, que como fin no tiene más que satisfacer el gusto de sus consumidores locales o foráneos?

    Todos pueden opinar, pero lo mejor es tener el criterio lógico posible, el don nadie considera sobrecargada de carbohidratos nuestra comida, por eso prefiere las pastas, que hablando de comida es otra apetitosa comida para muchísima gente pero también con tremenda sobrecarga de carbohidratos y considerada en USA junto a las hamburguesas, comida chatarra. Claro puedo haber mal interpretado al don nadie thays y este no se haya referido a las pastas que se comen, sino a las que se aspiran, que definitivamente aunque esas intoxican si que no tienen nada de carbohidratos.

    Francis Lescano el 3er nadie. parte1

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  6. Nuestra cocina va siempre hacia un simple fin, satisfacer comenzales a gusto y si este quiere repiticuá, es su problema. En restaurantes de alta cocina aunque el volumen de las porciones sea menor, la calidad de su dinámica de trabajo, tiene como finalidad lo mismo, satisfacer comenzales, especificamente llenar placer a sus sentidos. En otras palabras desnudamos el carácter hedonista de la misma, pero nadie consume comida en alto grado culinario solo por mera necesidad, o por estar seguro que es una comida baja en condimentos, grasas y carbohidratos, para efectos de eso mejor va a un restorán de comida naturista con un menú diseñado por un nutricionista para comenzales que prefieren comida dietética por hábito o necesidad. Sino que basicamente, fuera o aparte de la necesidad, lo que por naturaleza desea el ser humano al comer, es simplemente dar placer a sus sentidos.
    Si la comida peruana es la mejor del mundo, que lo juzgue el resto, yo seguiré disfrutando del tan internacional ceviche, tan común, con sus diversas variantes de preparación, desde México a Argentina, plato del cual, cualquier peruano fácilmente puede enorgullecerse, sin cargo de conciencia de pecar de vanidoso o soberbia, de que somos los reyes del mismo ya que así nos reconocen todos los de fuera. Y si a alguno nos quede duda o falte la confianza para creer que nuestra comida no sea la mejor del mundo o una de las mejores, pues ya ganó su primer WTA en categoría de World's Leading Culinary Destination 2012, por sobre otros países nominados de reconocida gastronomía como: Australia, China, Francia, India, Italia, Japón, Malaysia, México, España, Thailandia y USA. y también ya ganó el mismo premio en versión sudamericana.
    No hay nada mejor, que algunos, con mas cultura y cancha en la materia, como el reconocido chef mencionado al principio, Antony B., sea quienes tras haberla disfrutado y apreciado digan después que ta indigestados estaban tras comerse un ceviche, o una causa limeña o norteña, o un seco de cabrito o etc, etc, etc que opina el reconocido Ferrán Adriá que seguro ha venido y tal vez si ha llegado a conocer un huarique, o a reconocidos artistas que pasan por estas tierras, como este Ricardo Arjona, cuantas veces se indigestó por comerla, ellos o cuanto extranjero vino por solo comer nuestra comida?

    http://www.youtube.com/watch?v=XXOF67wIH1s

    http://www.youtube.com/watch?v=gejCWN03fmM

    Chiquillas japonesas en práctica elección tras probar platos de diferentes países eligen para acompañar el arroz un ají de gallina, una elección libre de prejuicios a pesar de la gran diferencia de nuestras culturas en el aspecto culinario, habría que preguntarles si aparte de gustarles más que las demás, se les hizo indigesta posteriormente:

    http://www.youtube.com/watch?v=esk5C9uw9L4

    a lo mejor pecan de pateros o están inmersos dentro de la misma burbuja de aire que nosotros????

    Francis Lescano, el 3er nadie. parte 2

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  7. Prolíficas respuestas, luego de algún tiempo, ¿Cambió en algo la comida peruana?

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